Un anodo y un cátodo son partes anodizadas de un vehículo que segregan electricidad en condiciones atmosféricas. El anodo se diseña con una base de óxido más liviana, permitiendo que los electrones fluyan de él hacia el cátodo para equilibrar la diferencia de potencial entre los dos. Esto reduce la corrosión en el cátodo, lo que previene el deterioro de la estructura del vehículo. Además de esto, el cátodo se une al batería del vehículo, permitiendo así distribuir electricidad a través del coche.
Las baterías tienen dos terminales que se denominan ánodo y cátodo, y que son los que conducen la energía eléctrica dentro de la batería. El ánodo es el polo negativo, el que irá conectado a una parte eléctrica para proporcionar corriente. El cátodo es el polo positivo, es el que irá conectado a la otra parte de la batería eléctrica para recibir la corriente.
El ánodo y el cátodo funcionan juntos para permitir la circulación de la corriente eléctrica. En el ánodo, los iones de hidrógeno se transfieren desde el líquido a la pastilla del ánodo cuando se conecta la batería, lo que provoca una carga eléctrica negativa. Esta misma corriente eléctrica negativa la recibe el cátodo, donde los electrones del líquido se transfieren a la pastilla del cátodo. Esta transferencia de electrones provoca una carga eléctrica positiva en el cátodo, que se conecta al circuito para recibir corriente.
El funcionamiento de los ánodos y cátodos de la batería también permite que la batería se cargue. Cuando la batería se conecta a una fuente de alimentación externa, los iones que se transfieren al ánodo se suponen que deberían regresar al líquido en el lado positivo del circuito. Esto se consigue mediante la circulación de electrones desde el cátodo a través de los electrodos del circuito hasta el ánodo, lo que reducirá el potencial eléctrico en toda la batería. Esto permite que la batería se cargue y se mantenga lista para usarse en el futuro.