El dioxido de carbono (CO2) es un gas que se produce como resultado de la quema de combustibles fósiles. En vehículos, el CO2 se libera en los escapes cuando el combustible se quema en el motor. Esto se debe a que el CO2 es un subproducto de los gases de escape tóxicos y contaminantes del vehículo. La cantidad de CO2 emitida depende en gran medida del combustible utilizado, como el diesel o la gasolina, datos que normalmente se indican en la etiqueta de los vehículos. La presencia de CO2 correlaciona con otros gases emitidos por los gases de escape, lo que contribuye a la contaminación del aire y al cambio climático.
El dióxido de carbono es un gas producido en gran parte a partir de los combustibles fósiles, como el gasolina y el diesel, que se desprenden en forma de bióxido de carbono. El dióxido de carbono también se produce a través de la combustión de biomasa, como los bosques, así como a partir del uso de fertilizantes y el calentamiento global. El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero más importantes, ya que absorbe la radiación solar y la emite como calor, ayudando a mantener la temperatura de la tierra.
La emisión de dióxido de carbono de un automóvil depende de la calidad de su combustible, el tipo de motor y la forma en que se maneje. Los automóviles modernos producen menos emisiones que en el pasado, debido a los avances tecnológicos, como la inyección directa de combustible, la turbocompresión y los sistemas de control de emisiones. Al mismo tiempo, algunos fabricantes de automóviles están tratando de reducir aún más la huella de carbono de sus vehículos, utilizando tecnologías como la hibridación, la electricidad y el biogás.
En los últimos años, la disminución de la emisión de dióxido de carbono en automóviles ha cobrado importancia debido al aumento del cambio climático. Los protocolos medioambientales están tratando de limitar la emisión de dióxido de carbono, como los protocolos de Kioto y París, y algunos gobiernos están considerando la introducción de sistemas de promoción para acortar el plazo entre la generación de dióxido de carbono y la implementación de medidas de mitigación de sus efectos.
Los vehículos presentan un problema significativo para el medioambiente. Mientras están en movimiento, los automóviles emiten numerosos gases nocivos al aire, uno de los cuales es dióxido de carbono (CO2). Esta emisión es uno de los principales factores responsables del cambio climático y la dependencia energética del mundo.
El dióxido de carbono es un efecto de escape crítico para medir el impacto de los automóviles con el medioambiente. La cantidad de CO2 que los coches producen es uno de los principales factores para la eficiencia de combustible; los automóviles más eficientes en combustible emitirán menos CO2 por kilómetro recorrido que los autos menos eficientes.
Además del dióxido de carbono, los vehículos emiten una variedad de otros gases nocivos, como óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y partículas finas. Estos gases causan una cantidad masiva de la contaminación del aire y son una preocupación significativa en muchas ciudades urbanas. Estos gases tienen un impacto significativo en la salud humana, aumentando el riesgo de asma y otros problemas respiratorios.
La contaminación por gases y partículas presentes en los vehículos se puede minimizar de diversas maneras. Reducir el uso de vehículos y optar por la caminata y el uso de medios de transporte públicos puede ayudar, además de la adopción de combustibles alternativos como el biocombustible o el etanol, así como el uso de combustibles con menos impurezas.