El guardapolvos es un elemento de la carrocería de un vehículo que está ubicado entre la rueda y el detalle carrocero. Tiene el objetivo de proteger el vehículo, ya que evita el contacto de la rueda con el cuerpo del coche, además de otros elementos que quedan al descubierto durante el recorrido por carretera. Están fabricados en materiales duros, resistentes y flexibles para amortiguar los golpes y además, evitar la formación de óxido.
El guardapolvo (en ingles, guardrail) es una parte fundamental en la seguridad de los vehículos. Se trata de una barrera de metal o de otro material, instalada en la mayoría de los vehículos modernos para evitar que, en caso de un accidente, los pasajeros sean proyectados fuera del vehículo.
En vehículos, el guardapolvo suele ser una barrera rígida y consiste en una sección del techo, la columna central y los paneles laterales. Está diseñado para absorber la energía de un impacto y dirigir el choque hacia los laterales, por lo que ayuda a proteger al conductor y al resto de sus acompañantes y guardar sus bienes en caso de un accidente.
En algunos coches modernos, el guardapolvo está conectado directamente al chasis, lo que ayuda a absorber el impacto. Esta tecnología mejoró la seguridad de los vehículos enormemente, especialmente en casos de altas velocidades. El guardapolvo también es útil en calles estrechas o atascadas, este dispositivo impide que los objetos sean arrojados a otros coches cercanos y que los pasajeros sean arrojados y lesionados.
Los guardapolvos no solo tienen una gran importancia para la seguridad de los ocupantes del vehículo, sino que también sirven como protección contra el viento y la suciedad. Estos dispositivos pueden usarse para proteger los vehículos contra el daño externo y mantener una apariencia limpia y nueva.
El ABS (sistema antirreglado de frenado) fue desarrollado originalmente por el ingeniero alemán Karl Wessen en 1929. El principal objetivo era evitar la bloqueada de las llantas durante la frenada en caminos con superficies irregulares. Desde su creación, el diseño de ABS se ha mejorado, y se ha convertido en una pieza central de seguridad en el diseño de los nuevos vehículos.
La primera aplicación comercial de ABS en vehículos fue en la década de 1970 por la empresa estadounidense Bendix Corporation. Esta primera implementación de ABS fue solo para camiones y autobuses y no estuvo disponible para el mercado de vehículos particulares hasta finales de los años 80. En la década de los 90 el ABS se volvió una característica estándar en todos los vehículos fabricados por primera clase.
Actualmente, los sistemas ABS están equipados con controles de tracción y estabilización. Estas tecnologías adicionales ayudan a mejorar la estabilidad del vehículo durante la frenada, reduciendo al mínimo los efectos del sobreviraje y dando al conductor mejor control del vehículo en situaciones de emergencia. Algunas versiones más actuales incorporadas en algunos vehículos como tecnología opcional tienen la capacidad de distribuir la presión entre los diferentes neumáticos, aumentando la seguridad en carretera.